domingo, 5 de mayo de 2019

Humus de Humano




Recientemente en el estado de Washington, en de la costa oeste de Estados Unidos, fue aprobado el proyecto de ley sb5001 80-16 para legalizar la conversión de restos humanos en tierra compostada, para jardines y cultivos.

Cada religión y cultura tiene su forma de dar el ultimo adiós a sus difuntos; en mortaja, cremación, en ataúd; pero y los que creemos profundamente en que la “vida” no se termina con la muerte del cuerpo... y los que nuestra religión es la Naturaleza...
personalmente me gustaría alimentar con mis restos aquello que me ha estado alimentando mientras he estado haciendo la experiencia de vida, y no aumentar mi huella ecológica gastando combustible fósil para cremarme, con un ataúd, un nicho o un espacio cementado que podría ser un parque o tierra de cultivo; dar flores y frutos después de ese cambio de fase.

Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra con la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás. --Génesis 3:19--

Ahora, los restos humanos puede ser la base de un jardín a las puertas de una casa, o pueden servir para alimentar las raíces de los árboles.

La idea, aprobada el pasado jueves 25 de Abril de 2019 por el Congreso local de Washington, está a la espera de la firma del gobernador, Jay Inslee, para un visto bueno final.

Así, el estado busca convertir el compostaje en una alternativa al entierro o la cremación mediante un proceso que dura 30 días y por el cual el cadáver se convierte en un abono natural y seguro.

La iniciativa de ley, aunque ha florecido únicamente en el estado de Washington, tiene cada vez más adeptos en Estados Unidos y en Europa, como una forma legal de aportar al medio ambiente después de la muerte, pues en muchos países está prohibido depositar restos humanos fuera de cementerios o sitios de entierro autorizados.

Un entierro ecológico

Las prácticas actuales son en parte convenciones históricas y en parte mandato de la industria funeraria, que mueve 1.600 millones de euros al año solo en España, conformada por unas 1.700 empresas, según datos facilitados por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef). Con unas 400.000 defunciones al año en España, hay buen mercado. Cada año, 2,7 millones de personas mueren en los Estados Unidos (hagan cuentas), y la mayoría están enterradas en un cementerio convencional o incineradas, emitiendo dióxido de carbono y partículas a la atmósfera. Estas prácticas consumen tierras urbanas valiosas, contaminan el aire y el suelo y contribuyen al cambio climático.

La cremación gana peso

En un futuro, quizás cada 1 de noviembre no vaya tanta gente a los cementerios. La cremación va ganando terreno al entierro en los últimos años: hoy en España el 35% de los fallecidos son incinerados y en entornos de ciudad llega a alcanzar cuotas del 49%, mientras que en zona rural cae al 17% ya que la tradición pesa mucho más. En los próximos diez años se espera que la cifra nacional trepe hasta el 50-60%. En este sentido, España es el país europeo con más crematorios, apunta Panasef. Suman 358 repartidos por todo el territorio, con Andalucía (88), Catalunya (48) y la Comunitat Valenciana (33) a la cabeza.

El antropólogo forense Daniel Wescott explica que el cuerpo humano toma meses degradarse en la tierra, además de que depende de la calidad del suelo. En un ambiente seco, el cuerpo se puede momificar; mientras que en zonas más húmedas, el rostro se puede degradar en pocas semanas.

"Si tienes una buena cantidad de actividad de bacterias, en un mes el cuerpo humano ya debería estar degradado en la tierra”, dijo Wescott a la BBC.


Sin embargo, la degradación orgánica del cuerpo es cada vez menos común: más de la mitad de los cuerpos de fallecidos estadounidenses fueron cremados en 2016, mientras que los que son enterrados van dentro de ataúdes de madera y metal, lo que ralentiza su degradación.

Al convertir los restos humanos en tierra, minimizamos los desechos, evitamos la contaminación del agua subterránea con líquido de embalsamamiento y evitamos las emisiones de CO2 provenientes de la cremación y de la fabricación de ataúdes, lápidas y revestimientos.

Al permitir que los procesos orgánicos transformen nuestros cuerpos y los de nuestros seres queridos en una enmienda útil del suelo, ayudamos a fortalecer nuestra relación con los ciclos naturales mientras enriquecemos la tierra.


"La naturaleza sabe transformar nuestros cuerpos en tierra. En abono”, dijo a la BBC Nina Schoen, una de las promotoras de la idea de convertir el cuerpo humano en compost.

Lo que es más importante, al menos para mí, es que mi cuerpo sea capaz de devolverle a la Tierra lo que ella hizo por mí cuando yo estaba viva y, a través de ese proceso, crear nuevas fuentes de vida”, agregó.

Para comenzar a hacer del compostaje humano una realidad, una mujer estadounidense llamada Katrina Spade fundó una empresa llamada Recompose, la cual tiene sede en la ciudad de Seattle, en Washington. (https://www.recompose.life/faq)

Ella es quien señala que puede convertir el cuerpo humano en abono en tan solo 30 días, al acelerar el proceso natural de descomposición agregando una mezcla de astillas de madera y otros ingredientes biodegradables en temperaturas cercanas a los 50 grados.

Esto hace que microbios y bacterias termofílicas aceleren su trabajo y ayuden a causar una descomposición más eficiente y rápida, además de realizar un proceso de desinfección de bacterias causantes de enfermedades por las altas temperaturas.

El resultado es un compost premium.

Tenemos toda esta materia que muchas veces es quemada o sellada en ataúdes que podemos utilizar para ayudar a que la vida continúe”, dijo Nora Menkin, directora de una funeraria para personas sin recursos con sede en Seattle.

Desde Osmunda, nos gustaría que esta iniciativa y regulación de leyes se dieran a no mucho tardar en Europa también.

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